domingo, 29 de junio de 2008

Operación Triunfo: Desaprovechando oportunidades

Vaya por delante que no considero que Operación Triunfo sea tan sólo un concurso televisivo. Que la solución a las críticas que recibe no pasa por un simple "Si no te gusta, no lo mires" o por el típico "No hay que darle tanta importancia. Es sólo televisión". Que el impacto que produce tiene repercusiones más allá de la audiencia que lo mira (y que le otorga esas cuotas de pantalla súper-rentables). Operación Triunfo también es millones de discos vendidos, revistas, artículos, noticias en la prensa del corazón, camisetas, publicidad, marketing, industria, conciertos masivos, opinión. Todo aquello que afecta (en mayor o menor medida) a nuestra cotidianidad y a nuestra cultura.
Supongo que todos estaremos de acuerdo en que Operación Triunfo es, en definitiva, un negocio perfecto que mueve muchísimo dinero a costa de lo que denominan "entretenimiento" y que se sustenta en una excusa tan mezquina como es la de enseñar a sus participantes a ser cantantes profesionales. Dudo mucho que a alguno de los responsables del concurso le importe qué pueden llegar a ser sus alumnos en el terreno artístico. Aquí lo único que importa son los beneficios que se pueden llegar a generar con la fórmula del fast food aplicada al mercado musical.
Operación Triunfo desaprovecha todos los ingredientes interesantes que pueda tener en pro de la continúa generación de dinero. Tratando a los participantes como a la mercancía que hasta podrán exportar si hay un poco de suerte, se desaprovecha el posible talento que puedan tener los concursantes (que, por otra parte, ya saben qué es lo que buscan cuando acceden a los cástings). Y, lo que es aún peor, frecuentemente se juega a hacer creer a éstos que tienen talento para que después descubran que para lo único que sirven es para salir en portadas de revistas, discutir en los programas de Ana Rosa o pudrirse en una isla desierta. En este sentido, Risto Mejide parece el único personaje crítico que habla alto y claro. Pero su problema radica en su ya conocido discurso morboso, sospechoso y cómplice que hace duplicar la audiencia de Operación Triunfo, y que le hace perder gran parte de su credibilidad.
Todo lo que se podría aprender con este concurso se va al traste día a día, y hace que la enorme cantidad de horas que se le dedican resulten totalmente vacías en cuanto a contenidos musicales. Por ejemplo, se me ocurre que podrían hacer reportajes que explicasen los temas que cantan los participantes: quién es su autor, de qué hablan sus letras... Datos que ayudasen a aquél que mira Operación Triunfo a tener más criterios para valorar una actuación o poderse aficionar a un grupo de rock del que desconocía su existencia "hasta que vio a Bisbal cantar una canción suya". Y así también podríamos tener un poco de programación dedicada a la música en nuestras cadenas de televisión privadas.

miércoles, 25 de junio de 2008

Aoki Takamasa + Tujiko Noriko: 28

Aoki Takamasa y Tujiko Noriko son dos artistas japoneses en busca de nuevos lenguajes musicales a través de la electrónica de orfebrería. De ella (Noriko), sabemos que es capaz de crear obras tan magníficas como From Tokio To Naiagara (2003). De él (Takamasa), sabíamos que se movía entre las atmósferas computerizadas más deprimentes y la creatividad más desbordante. Juntos realizaron un disco con una propuesta tan sólida como extraña: 28 (2005).
Si bien Tujiko Noriko se puede considerar la cabeza encargada de 28, este álbum dista bastante de lo que nos tiene acostumbrados la cantante y compositora nipona. Y el responsable de esta transformación es Takamasa, que en esta ocasión se descubre como un excelente acompañante y co-compositor de canciones miméticas como "Nolicom" (con esa perfecta parte central de ritmo imparable) o "Alien" (que se acerca por momentos a Boards Of Canada). El sorprendente juego sonoro estéreo de la inicial "Fly2" ya adelanta lo que nos vamos a encontrar a lo largo de este delicioso 28: melodías tan escondidas que puede costar encontrarlas, voces etéreas - frecuentemente en segundo plano - y ritmos sincopados y llenos de contratiempos. Así, en "Vinyl Words", por ejemplo, la mezcla final parece compuesta a modo de pequeñas capas camufladas que van apareciendo lentamente y van despertando nuestro oído a medida que nos producen un efecto totalmente hipnótico. Todo está pensado al detalle, de modo muy similar a las matemáticas. Pero sin perder su espíritu innovador y su capacidad creativa con los mínimos recursos.
28 no es un disco de escucha fácil. Tampoco es un disco difícil. El camino que marcan Aoki Takamasa y Tujiko Noriko es claro en todo momento y nos guía por nuevas vías de expresión minimalistas. El tándem que forman los dos artistas japoneses es excelente y promete nuevas entregas preciosas. O eso espero.

Nolicom



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martes, 17 de junio de 2008

Steely Dan: Countdown to Ecstasy

Steely Dan es uno de esos grupos clásicos que, inexplicablemente, no han conseguido (al menos en nuestro país) la resonancia comercial posterior de algunos de sus coetáneos - véase The EaglesAmerica o Supertramp. Sin embargo, Countdown to Ecstasy (1973) es, a todas luces, un disco imprescindible para todo aquél aficionado a los álbumes rock de la década de los '70.
Mientras muchas bandas de la época buscaban sus singles perfectos mediante la mezcla del country, el rock y el inminente pop, los estadounidenses Steely Dan empezaron a explorar los caminos que fusionaban distintos géneros musicales, con una gran influencia del jazz y el blues. El resultado aportaba grandes dosis de creatividad y complejidad a sus temas.  Countdown to Ecstasy es el ejemplo perfecto para demostrar que la virtuosidad y el sopor (en términos de musicalidad) no siempre van de la mano, que la técnica no está reñida con grandes canciones y melodías. Porque sí, Steely Dan tenían una capacidad técnica más que remarcable, pero sus solos e intervenciones instrumentales no hacían más que ampliar enormemente las posibilidades de las estructuras y armonías de sus canciones. 
Además, Countdown to Ecstasy es un disco con multitud de colores. En él se citan desde el funk-rock de "King Of The World" hasta el bossanova pop de "Razor Boy", pasando por el casi-hard-rock de la sublime pieza inicial "Bodhisattva" y el más-clásico-imposible de "Show Biz Kids" y "My Old School".
Steely Dan se convirtieron en un referente indiscutible para el gran número de bandas que intentaba encontrar nuevas respuestas a la ebullición musical de los '70. Countdown to Ecstasy supuso una evolución y una exploración sobresaliente de las posibilidades del jazz, el rock, el blues y tantos otros géneros que se encargaron de incluir en el que es quizás su disco más recordado y admirado.

Bodhissatva


Show Biz Kids


Razor Boy


King Of The World


My Old School

jueves, 12 de junio de 2008

Kaki King: Dreaming of Revenge

"Bone Chaos in the Castle" y "2 O'Clock", primer y último tema (respectivamente) del nuevo disco de la excelente guitarrista y cantante Kaki King, son toda una declaración de intenciones. Dreaming of Revenge (2008) es uno de los mejores álbums de la artista estadounidense y el más completo de todos.
Moviéndose continuamente entre temas instrumentales y canciones en las que King también canta, en Dreaming of Revenge encontramos una obra atemporal, de difícil clasificación genérica y de una belleza extraordinaria. 
Aparte de ser una guitarrista con una técnica y sonoridad privilegiadas (ya sea con su especialidad, el tapping, o interpretando bonitas melodías, arpegios y acordes), King demuestra ser una compositora de calidad indiscutible. Las canciones de Dreaming of Revenge logran lo más difícil: transformar la complejidad en sencillez, resultando accesibles a todos los paladares sin dejar de lado el cierto grado de experimentación que caracteriza a la estadounidense. "Montreal" es una buena muestra de esto último, mientras "Life Being What It Is" es un vertadero himno folk, "Saving Days in a Frozen Head" es un pequeño tesoro pop, "Air and Kilometers" puede ser la mejor pieza instrumental del disco y "Pull Me Out Alive" es, sencillamente, una de las canciones del año.
Pero si por algo destaca Dreaming of Revenge es por su gran variedad, que hace que los temas citados sólo sean diminutas piezas del enorme universo creativo de Kaki King.

Pull Me Out Alive

domingo, 8 de junio de 2008

Sigur Rós: Takk...

Takk... significa "Gracias..." en islandés. Y también es el cuarto disco de Sigur Rós, uno de los grupos más sorprendentes, admirados (y por lo tanto, también odiados) de la última década; una banda que nunca deja indiferente a sus seguidores y que promete grandes dosis de emoción, delicadeza y potencia a partes iguales.
Después de lograr un éxito abrumador en la pequeña gran Islandia por el sobresaliente Ágætis byrjun (1999) y empezar a oír inexplicables críticas por () (2002), Sigur Rós se lanzaron al vacío con Takk... (2005), que si bien no presentaba demasiados cambios respecto a sus anteriores entregas, sí que mostraba una cara más brillante, alegre (a su manera) y fuerte de su música. 
Su carta de presentación, "Glósóli", acaba con uno de los momentos más impactantes de su carrera, gracias a un sonido desgarrador pero siempre cuidado, que disipa con contundencia todas las dudas que se habían podido generar entorno a la propuesta de Sigur Rós. Precisamente, uno de los puntos más remarcables de Takk... se encuentra en su producción, que busca siempre el límite pero que nunca lo sobrepasa, deteniéndose en el punto justo para provocar el efecto deseado en el oyente. Y es que los islandeses son expertos en generar atmósferas emocionantes, ya sea con grandes dosis de potencia, con crescendos llenos de intensidad o con melodías preciosas y oníricas. Y todo, absolutamente todo, lo encontramos en Takk...
La citada "Glósóli", la maravillosa "Hoppípolla", la abrumadora "Sæglópur" o la indescriptible "Gong" deberían ser motivos más que suficientes para no dejarse perder Takk... y uno de los grupos más originales y creativos que se pueden encontrar hoy en día. Y, si no, sus vídeos harán lo propio. Takk, Sigur Rós

Glósóli

Hoppíppolla

Sæglópur

Gong (Live)


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jueves, 5 de junio de 2008

Nubla: Voayeur

Nubla, pseudónimo de Luciana Carlevaro, es una de las artistas surgidas del prolífico fenómeno del mestizaje barcelonés. En concreto, su mezcla, presentada en Voayeur (su álbum de debut, publicado en 2005) se mueve entre el pop, el hip hop, el trip hop, la electrónica y el flamenco.
Acompañado de esas bases rítmicas a lo Portishead que tan bien le quedan, Nubla crea y escribe melodías y letras pegadizas. Su portentosa voz demuestra una gran versatilidad y una extensa variedad de registros, en concordancia con sus canciones: a veces es sensual ("Tigresa"), a veces dulce ("Japan"), a veces más brillante ("Al agua") y a veces más oscura ("Nube negrita" - espléndida, por cierto). 
Los 10 temas de Voayeur son un soplo de aire fresco al panorama nacional, tratando un estilo poco cultivado en nuestro país, importado directamente de la década de los 90 inglesa y adaptándolo a un acento cercano al flamenco. Sin embargo, donde mejor funciona la propuesta de Nubla es en las canciones que van un poco más allá: la increíble "Malquerida" (en el que incorpora un piano de lo más jazz), "Tiembla el Sol" (con un ritmo tan contagioso como su estribillo) y "Cayéndose" (con unos coros totalmente hipnóticos) son los puntos más álgidos de este disco lleno de detalles.
Voayeur no defrauda en ningún momento. Nubla nos entrega una propuesta original y cautivadora que logra mantenernos expectantes a todos sus movimientos, a la canción que sigue, a una frase, a un estribillo. Y eso lo consiguen pocos - muy pocos. 

Malquerida


Tiembla el Sol


Cayéndose 


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domingo, 1 de junio de 2008

Burial: Untrue

¿Que quién es Burial? Nadie lo sabe. Y tampoco es necesario saberlo si nos brinda discos tan misteriosos y oscuros como Untrue (2007), que incrementan la sensación de encontrarnos ante un proyecto fantasma y realmente adictivo.
Con tan sólo dos discos publicados, el londinense Burial se ha convertido en un referente e influencia indispensable en el panorama electrónico británico y mundial. De hecho, hay quien le considera el máximo exponente del dubstep, género que surgió de la escena underground inglesa a principios del 2000 -tal vez como evolución natural del drum'n'bass- y que encontró en el debut homónimo de Burial (publicado en 2006) una de sus materializaciones más notables. En Untrue, nos volvemos a encontrar a un inspiradísimo mezclador de pequeños sonidos retorcidos, servidos de tal forma que puede llegar a ser un álbum que le interese tanto al aficionado a la experimentación y a la electrónica más avanzada como al que nunca le ha llamado la atención la música computerizada.
Trenes en túneles, pseudo-melodías vocales, orquestaciones muy graves, constantes ecos, música ambiental y un ritmo profundo y nocturno son algunos de los ingredientes que hacen que Burial siga recibiendo tantos elogios como críticas por su aparente exceso de minimalismo y por su también aparente monotonía temática. "Ghost Hardware", "Archangel", "Homeless" y "Untrue" se encargan de disipar dudas sobre uno de los discos más alabados de 2007.
El que se esconde detrás de la máscara de Burial se ha ganado a pulso la etiqueta de renovador de lenguajes y sigue sin dar la cara. Y no molesta, aunque no paremos de preguntarnos qué clase de artista puede ser capaz de componer un álbum tan lleno de interrogantes como Untrue.

Archangel (no oficial)


Ghost Hardware (no oficial)