El primer disco de The Cranberries, el recomendable Everybody Else Is Doing It, So Why Can't We? (1993), contenía uno de los discursos más personales dentro del rock de los 90. En 1994, los irlandeses publicaron No Need to Argue, que significaría el triunfo y la consolidación de esta propuesta musical liderada por Dolores O'Riordan.
La particular voz de O'Riordan (tan admirada y odiada), con sus característicos gallos y cambios de registro, tiene el papel protagonista de unas canciones de cariz mayoritariamente melancólico, que versan sobre diversos aspectos de la infancia, de las relaciones personales y de las relaciones sentimentales.
Sin olvidar auténticos hits generacionales como "Zombie" o "Ode to My Family", en No Need to Argue se dan cita un conjunto de composiciones que hacen que probablemente este sea el álbum más completo de The Cranberries y un referente de la pasada década. "I Can't Be With You", uno de sus temas más populares, tiene un estribillo tan eficaz que aún hoy resuena en nuestros oídos, mientras que "Disappointment" tiene unos claroscuros sonoros sobrenaturales. Pero, sorprendentemente, la fórmula de los irlandeses mejora todavía más cuando mezclan la rabia y la tristeza: "Ridiculous Thoughts" y "The Icicle Melts" son claros ejemplos de esto último.
Tal vez la enorme virtud de The Cranberries (sobretodo en sus inicios) y de No Need to Argue radica en saber transmitir una visión totalmente personal de la música rock a través de canciones universales. Y eso lo pueden decir muy pocos.
Zombie
Ode to My Family
Disappointment
Ridiculous Thoughts
I Can't Be With You
The Icicle Melts (Live)