Steely Dan es uno de esos grupos clásicos que, inexplicablemente, no han conseguido (al menos en nuestro país) la resonancia comercial posterior de algunos de sus coetáneos - véase The Eagles, America o Supertramp. Sin embargo, Countdown to Ecstasy (1973) es, a todas luces, un disco imprescindible para todo aquél aficionado a los álbumes rock de la década de los '70.
Mientras muchas bandas de la época buscaban sus singles perfectos mediante la mezcla del country, el rock y el inminente pop, los estadounidenses Steely Dan empezaron a explorar los caminos que fusionaban distintos géneros musicales, con una gran influencia del jazz y el blues. El resultado aportaba grandes dosis de creatividad y complejidad a sus temas. Countdown to Ecstasy es el ejemplo perfecto para demostrar que la virtuosidad y el sopor (en términos de musicalidad) no siempre van de la mano, que la técnica no está reñida con grandes canciones y melodías. Porque sí, Steely Dan tenían una capacidad técnica más que remarcable, pero sus solos e intervenciones instrumentales no hacían más que ampliar enormemente las posibilidades de las estructuras y armonías de sus canciones.
Además, Countdown to Ecstasy es un disco con multitud de colores. En él se citan desde el funk-rock de "King Of The World" hasta el bossanova pop de "Razor Boy", pasando por el casi-hard-rock de la sublime pieza inicial "Bodhisattva" y el más-clásico-imposible de "Show Biz Kids" y "My Old School".
Steely Dan se convirtieron en un referente indiscutible para el gran número de bandas que intentaba encontrar nuevas respuestas a la ebullición musical de los '70. Countdown to Ecstasy supuso una evolución y una exploración sobresaliente de las posibilidades del jazz, el rock, el blues y tantos otros géneros que se encargaron de incluir en el que es quizás su disco más recordado y admirado.
Bodhissatva
Show Biz Kids
Razor Boy
King Of The World
My Old School
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