True love will find you in the end You'll find out just who was your friend Don’t be sad, I know you will, But don’t give up until True love finds you in the end.
This is a promise with a catch Only if you're looking will it find you ‘Cause true love is searching too But how can it recognize you Unless you step out into the light? But don’t give up until True love finds you in the end.
Para el mundo occidental, el período 2000 - 2009 ha estado lleno de cambios, transformaciones sociales y, probablemente, más música que nunca. Una década que, a grandes rasgos, ha sido contradictoria; que empezó con G. Bush en la Casa Blanca y que acabará con Obama; que generalizó el uso de Internet al mismo tiempo que los políticos, la publicidad y los otros medios de comunicación no acaban de sacarle partido; que nos localizó mientras nos sentimos francamente perdidos; que nos descubrió el MP3 para que nos acordásemos del vinilo y que nos aportó un montón de información para que acabásemos convencidos de que somos una sociedad malinformada.
Bajo el prisma estrictamente musical, ésta ha sido una década convulsa y, también frecuentemente, contradictoria. Hemos asistido al resurgir del folk, a revivals constantes del rock de los 60-70, a la paulatina destrucción de la industria discográfica en una época de ebullición creativa y a la electrónica como base del nuevo rock.
En la serie de artículos 2000-2009: La banda sonora de una década, intentaré recuperar algunos de los momentos más gloriosos que nos ha dado el mundo musical en estos 10 años.
A los escoceses Primal Scream se les debe reconocer el mérito de haber sido una de las bandas que reformuló el sonido pop-rock de principios de los años 90. Screamadelica (1991), probablemente su disco más aplaudido, marcó un punto de inflexión en su propia carrera y en la de muchos otros artistas que deseaban mezclar las guitarras con la música electrónica.
Considerado un clásico casi desde la fecha de su publicación, Screamadelica contiene tres hits que destacan por encima de los demás: la pegadiza y animada -¡y gospel!- "Movin' On Up", ese single absolutamente perfecto titulado "Loaded" (que puede recordar por momentos al "Sympathy For The Devil" de los Rolling Stones) y la oscura-pero-brillante "Slip Inside This House". En todos ellos, así como en el resto del álbum, Primal Scream introdujeron elementos propios del house o del dance a unas canciones que, sin embargo, nunca olvidaban su inspiración rock. Esta fusión bien entendida fue, quizás, la clave del triunfo internacional de Screamadelica.
O tal vez la causa principal de dicho éxito fue su ya inolvidable y mítica portada diseñada por Paul Cannel. En todo caso, motivos seguro que no le faltan: piezas como "Higher Than The Sun", "Come Together", "Damaged", "Don't Fight It, Feel It" o "I'm Coming Down" son una buena muestra de las continuas variaciones estilísticas de Screamadelica, una amalgama de sonidos, estilos, experimentación e improvisación a la que se antoja difícil encontrarle sucesor.
Y es que, aunque posteriormente han firmado excelentes discos como Give Out But Don't Give Up (1994) o XTRMNTR (2000), parece inevitable que Primal Scream siempre sean recordados por su tercer álbum. No nos debería extrañar. Una obra tan fresca, inspiradora y rompedora como Screamadelica sólo sucede una vez en muchos, muchos años.
Hay discos que parecen haber sido escritos para describir ciertas estaciones del año. Así, por ejemplo, el célebre Vespertine (2001) de Björk es un auténtico reflejo del invierno, mientras que los álbumes de José González se saborean mejor con un buen café en otoño. Ephemeral (2005), el segundo disco de la cantante y compositora japonesa Piana, es la descripción exacta del tiempo meteorológico que estamos viviendo estos días: un otoño estival con nostalgia de invierno.
Piana irrumpió en la escena musical en 2003, con el destacado debut Snow Bird, un álbum a medio camino entre el folk, la electrónica y la experimentación. Dos años después repitió y mejoró su fórmula para publicar Ephemeral, que, contradiciendo su título, está repleto de momentos inolvidables.
El primero de estos momentos lo encontramos en la canción inicial y soberbia "Something Is Lost". Va acercándose a nuestros oídos como sin querer, intuyendo paisajes sonoros que van aumentando de intensidad hasta que Piana empieza a pronunciar las primeras frases. Para ese entonces ya estamos completamente hipnotizados por sus ritmos gélidos, sus teléfonos sin responder, sus guitarras delicadamente monótonas y su voz llena de ecos y juegos armónicos.
Ephemeral continúa sorprendiendo con "Early In Summer", que contiene una melodía y unos arreglos de cuerda de una emotividad casi insoportable. En cambio, "Beside Me", el siguiente corte del álbum, tiene un carácter mucho más minimalista y aparentemente desordenado, mientras que la breve "Color of Breeze" es tan sólo un pequeño puente que cruza hasta "Little Girl Poems", uno de los temas más destacados del disco. Este "Little Girl Poems" se desarrolla con un disimulado pero continuo crescendo y llega a una impresionante parte central que es el verdadero clímax de todo el álbum. "Muse", por el contrario, carece de una estructura reconocible, mientras la folk "Mother's Love" podría haber sido escrita e interpretada por cantantes como Rosie Thomas. De "Moon And Cello" se puede decir poco más de lo que ya dice su título, y la final "Beginning" nos deja con ganas de más Piana.
Y es que Ephemeral es un disco que no nos cansaríamos nunca de escuchar. Sus ambientes ensoñadores y oníricos son una buena fuente de inspiración y tranquilidad, el perfecto acompañante para este otoño que parece que nunca va a llegar.